EL TRÁFICO LIBRE, ASPECTO CLAVE PARA LELY

Villa Villera: quesería propia, interés en la genética y plena confianza en Lely

Mario Somada, junto con su hermano, José, son los dueños de la ganadería familiar Villa Villera, situada en la provincia de Huesca. Hace cuatro años adquirieron un Lely Astronaut A5 y, gracias a los resultados obtenidos, están pensando en instalar una segunda unidad. Lo contamos en Vaca Pinta 39.

En Sieso de Huesca se sitúa Villa Villera, la explotación gestionada por Mario y José Somada. Actualmente poseen dos robots de ordeño, uno de los cuales es un Lely Astronaut A5. En esta granja familiar cuentan con alrededor de 130 vacas en ordeño, entre 10 y 15 secas y sobre 90 animales de recría. El número de cabezas aproximado es de 240. A día de hoy, están cerca de tres ordeños diarios por animal, con una media de producción de 28-30 litros por vaca y día. “Estamos muy altos en calidades. Desde octubre hemos estado a 4,6-4,7 % de grasa y por encima de 4 % de proteína”, explica Mario.
En cuanto al número de empleados, se han mantenido tal y como estaban desde la instalación de los robots; sin embargo, el manejo es mucho mejor ahora: “Si no tuviésemos el robot, tendríamos que haber contratado a más trabajadores. De esta manera, las horas que hacemos son similares, pero mucho más cómodas, y las vacas están mejor”.


VENTAJAS DE LA ROBOTIZACIÓN CON LELY
Los hermanos Somada poseen dos robots de ordeño. Son varios los beneficios que han percibido desde su instalación en la explotación y, más concretamente, desde que optaron hace cuatro años por el Lely Astronaut A5. Tras la buena experiencia con Lely, están pensando en instalar otra unidad del A5 para sustituir el primer ejemplar que adquirieron en su momento y así unificar.
“En una granja pequeña, hacer más de dos ordeños es muy complicado. La gran ventaja del manejo con robot es que ahora las vacas están prácticamente a tres ordeños, con un trabajo parecido o menor”, indican.
El bienestar animal está siendo clave en Villa Villera con el uso de robots. La tranquilidad de las vacas es evidente, ya que pueden hacer lo que quieran. “Están muy bien de inmunidad, así que, desde hace años, ni siquiera usamos el sellador después del ordeño. Las células somáticas están también bajísimas”, comentan.
En cuanto al A5, aseveran que se decantaron por este frente al otro robot que ya tenían y a otras posibles alternativas, porque es tremendamente robusto y a las vacas les gusta mucho: entran y salen fácilmente. Además, en Villa Villera siempre han optado por el tráfico libre, aspecto clave para Lely, y esta máquina está diseñada precisamente para ello. Desde la explotación nos hablan de su experiencia: “Hemos tenido durante años una sala de espera, pero ahora no la usamos. A lo mejor tienes que llevar cada día un par de vacas o porque están muy pasadas de días de leche o porque siempre hay alguna a la que le gusta menos, pero compensa”.
Unai Etxaiz, delegado de ventas de Lely en el País Vasco, Navarra y Cataluña, destaca del A5 su brazo de ordeño: “La vaca entra y sale en recto y es muy fácil y cómodo a la hora de ordeñar”. 
Otro de los aspectos resaltables que señala de este robot es su fiabilidad y que, respecto al ordeño, “es el que mejor se adecúa a las granjas, porque no requiere de mano de obra del ganadero”. Además, no realiza ordeños incompletos.


USO DE CUBÍCULOS Y DE CAMA FRÍA
En Villa Villera tienen dos lotes de ordeño. El primero de ellos es de cubículos y con cama de paja. En cambio, para el segundo, optaron por cama fría, con serrín. “La diferencia es muy grande: en cubículos las vacas jóvenes están bien, pero vacas muy grandes o con bastantes partos están mucho más cómodas de la otra forma. Es más sencillo para ellas tumbarse y levantarse, además de ser más natural”.
Con respecto al manejo de la cama fría, usan dos veces al día un apero de labranza para oxigenar, descompactar y mezclar así todo. La humedad la controlan con el serrín, principalmente en invierno. En las épocas más cálidas del año, primavera y verano, echan menos. 


LA QUESERÍA DE VILLA VILLERA
Hace treinta años, comenzaron un negocio con el que continúan a día de hoy y a través del cual toda la leche que producen la aprovechan para elaborar después quesos frescos, yogures, postres lácteos, etc. Sus productos se reparten por la provincia de Aragón y mantiene el mismo nombre que la ganadería.
“Como trabajamos con producto fresco, nosotros elaboramos lo que vamos a vender”, declaran. Tras instalar el segundo robot, producen más cantidad de leche, entonces venden la que les sobra. Cabe resaltar que antes de disponer del A5, cada semana tenían que comprar varios litros de leche para poder cerrar la producción. 


LA GENÉTICA DE LAS VACAS, EN LA GRANJA
En sus inicios, Villa Villera era una explotación de frisonas. Hace diez años, empezaron a cruzar ejemplares para mejorar la calidad de la leche, con resultados muy óptimos: ahora tienen un producto muy estable durante todo el año. En la actualidad, están implementando de nuevo algunos cambios sobre la genética de las vacas en la granja.
Desde la ganadería resaltan que la genética de los animales no influye en el uso del robot: “Es indiferente, lo que hay son variaciones individuales”. Así, explican que es necesario tener en cuenta los rasgos individuales y seleccionarlos correctamente en relación con el uso de los A5; por ejemplo, buscar ejemplares que tengan una velocidad de ordeño alta. “Hay más variación individual de un animal a otro que de una raza a otra; por tanto, eso sí es importante tenerlo en cuenta a la hora de seleccionar la genética”, expone Mario Somada.
A mayores, Unai Etxaiz explica que para algunas razas concretas, Lely ofrece un box adaptado a estas. Sin embargo, para Villa Villera no fue necesaria la implementación de este box: “En esta granja no ha habido ningún problema de adaptación de las vacas al robot por cuestiones de tamaño”, afirma el técnico.


PENSANDO EN EL FUTURO
Otra de las opciones que valoran es automatizar la alimentación con el Lely Vector, para que así la ración esté siempre fresca en el pesebre y facilitar el trabajo de los operarios. “En Villa Villera siempre han sido muy proactivos con respecto a la automatización de las tareas”, comenta Etxaiz. 
Las ventajas de este robot son muy claras. Además de asegurar una alimentación en pesebre siempre fresca, podrían saber con claridad sus costes, las ganancias, y las conversiones al día por vaca y por rebaño. Además, Unai Etxaiz apunta que el número de vacas con las que se trabaje es indiferente para el Lely Vector: “Nosotros vamos a preparar la ración para las vacas, independientemente de las que tengamos”. El operario regula la altura mínima que quiere de alimento en el pesebre y, conforme baje de nivel, el robot se encargará de reponerlo automáticamente; por tanto, lo que varía en cuanto a número de animales solo es la frecuencia con la que Lely Vector repondrá ese alimento.
“Estamos muy satisfechos. Sin robot, una granja de este tamaño es difícil de gestionar hoy por hoy”, confiesan. Desde la explotación, concluyen que de cara al futuro, sus planes a corto plazo son mejorar en lugar de crecer.