A. Villarroel: "De los sistemas de monitorización se espera que sean como un trabajador que no duerme, no cobra y lo hace todo"

De Maui (Hawái) hasta Lugo viajó la veterinaria Aurora Villarroel para intervenir como relatora en la vigésima edición de las Jornadas Técnicas de Seragro. Tras más de dos décadas trabajando en Estados Unidos, Villarroel presentó en su exposición su experiencia como consultora en granjas que emplean sistemas de monitorización. Todo enVaca Pinta 43.

¿Qué destacaría como idea clave respecto a los sistemas de monitorización?

Son herramientas y hay que saber cómo utilizarlas bien, para qué valen, hasta dónde llegan y, quizás, qué otros instrumentos podríamos necesitar, porque no todas llegan a todos los sitios. Hay empresas que tienen unas cuantas aplicaciones que funcionan juntas y hay otras que solamente tienen una y funciona por separado. Esto te obliga a combinar varias y puede ser que te encuentres con que no todas se conectan entre sí. Ese es un gran hándicap: los sistemas no se hablan entre sí. Por eso siempre les digo a los ganaderos que, antes de meterse en nada (algo que hoy en día es difícil porque la mayoría de la gente ya tiene algo), miren si van a poder expandirlo, porque, si no, acabarán trabajando con cuatro o cinco pantallas.

¿Es ese el principal problema al que se enfrenta un usuario que quiera implementarlos en su granja?

Problemas hay varios. El primero es que se dice que con la mayoría de los sistemas se pueden hacer muchas cosas, y es cierto, pero es la persona la que tiene que hacerlas basándose en los datos que se le proporcionan. Estas aplicaciones recogen la información, como un ordenador. El posterior trabajo de interpretación corresponde al usuario.

También hay confusión respecto a su función en cuanto a la prevención de enfermedades. Te las podrá detectar antes de tiempo, pero no las previene. El que vas a prevenirlas eres tú, ganadero, veterinario o consultor, una vez que veas en el sistema que tienes, por ejemplo, muchas vacas enfermas en el corral de las recién paridas. Eres tú el que modificas patrones en función de los datos y, de esa forma, previenes enfermedades.

¿Se generan demasiadas expectativas a su alrededor?

De los sistemas de monitorización se espera que sean como un trabajador que no duerme, no cobra y lo hace todo, y eso no es así. Como decía, son herramientas. Un ejemplo que yo suelo poner es el de un coche en el que entras por primera vez. En ese momento, lo primero que haces es ajustar el retrovisor, adaptarlo a ti. Pues lo mismo pasa con esto: hay que adaptarlos y la mayoría no sabe que hay que hacerlo, ni cómo hacerlo. Ese es, quizás, el problema más destacable: hay algunos softwares que no se pueden adaptar. Con ellos alcanzas un 70-80 % de lo que pretendas, porque un estándar no vale para todos los casos.

¿El uso de estas herramientas implica un cambio en la forma de ver las granjas y/o en la formación del personal?

Es difícil de decir, porque hay tantísima variación en las granjas y en los tipos de colaboradores que tienen... Yo diría que realmente no es necesaria formación oficial. Lo que hace falta es usarlas más.

En relación con esto, una pregunta que me suele hacer mucha gente es si ahora el ganadero tiene que estar delante del ordenador ocho horas al día. La respuesta es que no. Hay listas que son diarias (inseminación, vacas enfermas, producción de leche, partos, secados...), pero después hay listados que se hacen una vez a la semana y otros que se miran mes a mes.


"Una pregunta que me suele hacer mucha gente es si ahora el ganadero tiene que estar delante del ordenador ocho horas al día. La respuesta es que no"

¿Tiene tiempo un ganadero, durante su día a día, de revisar los datos que le van proporcionando estos sistemas, a mayores de atender la granja?

Yo a mis clientes les digo que les da tiempo a revisar sus listas diarias antes de acabarse el café porque, si tardan más de cinco o diez minutos, algo está mal. Cinco o diez minutos los tiene cualquiera y, de esta manera, lo que se hace es acortar el trabajo diario en al menos dos horas. Con esta rutina, te vas metiendo cada vez más en el ordenador, conforme te vas acostumbrando a él y vas identificando patrones.

Claro, la aplicación lo que hace es detectar variaciones fuera de lo normal, pero, por ejemplo, si las vacas caminan más, no sabe si es porque están en celo, porque alguien se ha dejado la puerta abierta o porque se ha metido un perro en el corral y está haciendo que se muevan. Señala cuáles han andado más y el ganadero, en vez de pasarse dos horas mirando todo el rebaño, después de dedicar diez minutos a consultar la lista, podrá centrarse en el grupo que le está destacando el software.

 

¿Cuál es el perfil del cliente con el que trabaja en Estados Unidos?

Hay de todo. A los ganaderos jóvenes, los que van tomando el relevo generacional, es a los que más les gusta la tecnología. En tamaños de granja tengo desde 260 hasta 4000 vacas. En general, el perfil es el de aquel que quiere mejorar, porque yo no me dedico a lo básico, sino que voy un paso más allá. Usamos la información para hacer cambios en el manejo, en cómo se organiza el trabajo, en el tipo de funciones que se realizan, en los tratamientos...

¿Ve a los ganaderos españoles preparados para hacer frente a este nivel de digitalización?

Creo que en España tenemos tendencia a infravalorar lo que sabemos y lo que tenemos. Tenemos un complejo de inferioridad impresionante. Aquí siempre estamos hablando de lo que se hace allí y, cuando fui a Estados Unidos por primera vez, acudí a una conferencia en la que, sorpresa, todo era hablar de lo que estaban haciendo los europeos. Nos estamos copiando los unos a los otros, en vez de centrarnos en ver qué hace falta para el animal o para la granja.

En este sentido, y si bien nadie conoce su granja y sus vacas mejor que el ganadero, mi función es encontrar información, a través de los datos, que ellos quizás no tienen tiempo de ver. 

Hay granjas con las que a lo mejor llevo siete años y que no he visitado nunca, cuyos dueños no he visto en persona, pero sí sé cómo trabajan, cómo funcionan sus vacas, en cuanto se desvían algo sé por dónde va... Digamos que soy como un sistema de monitorización, pero voy más allá.